La ley de interpretación auténtica de la cuestión de confianza, aprobada por el Congreso, sigue dando que hablar y generando sesudos análisis de juristas y constitucionalistas confiados en que el TC dirima la controversia.
La realidad es que esta institución no tiene hoy fuerza ni votos suficientes para congelar la norma, por lo que se da por sentado que la ley pasaría a ser constitucionalmente viable. Es decir, se aplica pese a las pataletas del ministro de Justicia.
De ser así, la balanza de poder se inclina hacia el legislativo y queda la mesa servida por si se les ocurre o antoje a los congresistas pedir la vacancia de Pedro Castillo. En este juego de poder, el mandatario seguramente no se quedará solo esperando su desalojo de Palacio por lo que deberá pedir apoyo a la derecha ¿lo hará?; otra opción es volver al redil de Vladimir Cerrón, bajo ciertas “condiciones o concesiones”.
Bajo estas circunstancias, el mandatario necesitará del apoyo político que pueda darle PL; de no hacerlo, los congresistas cerronistas serán los primeros en votar por su vacancia. Así de apocalíptico pinta el panorama y ni siquiera una medida cautelar podría darle chance a Castillo con el TC.