Desde ayer, y por ordenanza municipal, han salido a las calles más de 5 mil vehículos de transporte público, entre taxis, buses y mototaxis.

El transporte ha sido también uno de los sectores más golpeados por la pandemia en los últimos meses, por lo que sus dirigentes y propietarios exigían a gritos liberar las pistas de la ciudad, pues están a punto del colapso. Ayer lo hicieron.

Bien por ellos; sin embargo, lo que deberían adecuar a estos tiempos de pandemia es su capacidad para entender que a partir de ahora el servicio de transporte público, cual sea, no será el mismo.

Muchas cosas deben cambiar y una de ellas es el protocolo de seguridad que implica no llevar más pasajeros de los permitidos, acondicionar el vehículo y la desinfección del mismo.

Es lamentable pero pocos lo asumen con responsabilidad. Ayer los buses iban igual llenos, los mototaxistas solo usaban mascarilla y nadie aseguraba que el vehículo había sido desinfectado.

Si estas simples recomendaciones no se cumplen, no hay que ser adivino para predecir lo que pasará en junio. En Chile y algunos países de Europa, los rebrotes llegaron así, por confiarse.