Algo anormal, por no decir ilícito, estaría ocurriendo en el Gore. No es habitual que en menos de dos años de la gestión de Servando García, acumule 60 observaciones de la Contraloría por presunto agravio a esta institución, sobre todo en lo que compete a contrataciones y a la adquisición de diversos bienes y servicios.
Solo durante la emergencia por la pandemia se han generado 36 informes de Contraloría por presuntas compras irregulares en bienes como mascarillas, equipos médicos de protección personal e insumos. La última denuncia da cuenta de un pago por vigilancia privada del hospital Cautivo, que hasta ahora no atiende ningún paciente de Covid-19 y sobre el cual el Congreso de la República ha pedido información.
Lo grave es que el perjuicio de estas presuntas irregularidades no es para la gestión actual y sus funcionarios inexpertos, sino que afectan al patrimonio de la institución y presupuesto de esta el cual debería, como lo establece la ley, destinarse -con honestidad y eficiencia- a la ejecución de obras y proyectos en beneficio de la población. Parece que por allí han entendido mal o es que realmente no saben hacer bien las cosas.