Al piurano que ama su tierra, su aire y su sol, le duele la indolencia como se trata a nuestra región. les aflige el centralismo y que la reconstrucción solo haya sido una danza de promesas y cifras que en la práctica nunca se gastó o entregó.
Hoy con más de 500 muertos, sin médicos e impotentes ante el caos y la desesperación que se vive en los hospitales, la indignación tomó forma y se personalizó en un grupo de piuranos que se hacen llamar “Los Indignados”.
La primera acción de estos ciudadanos fue un llamado a izar la bandera con un listón negro en señal de duelo y protesta por la ineptitud de las autoridades regionales frente a la pandemia y por el desinterés del Estado para apoyar a la región con equipos médicos, medicina, oxígeno y recursos para proteger al personal de salud, policías y fuerzas armadas.
Bienvenidos Los Indignados, pero la tarea de exigir derechos y obligaciones, por la segunda región con más población después de Lima, no solo es vocación de unos pocos, sino de todos sus ciudadanos. No basta aplaudir desde el frente; se requiere compromiso, empezando por nuestras propias autoridades que, como siempre, se muestran indiferentes.