Mientras el COVID-19 mantiene en estado de pánico a los peruanos, en el Congreso los integrantes de diferentes bancadas han entablado una suerte de competencia de popularidad y búsqueda de reconocimiento ciudadano, proponiendo proyectos que a la larga podrían ser perjudiciales para el sistema financiero y bancario.
Hasta ahora existen nueve proyectos de ley en esta materia que buscan exonerar intereses y moras por préstamos bancarios, hipotecas, pymes, etc., incluso, hasta se propone suspender pagos y obligaciones crediticias por 12 meses. Los deudores, por supuesto, están felices; sin embargo, no se considera la otra cara del sistema bancario: los ahorristas, quienes serán los primeros en sentir el impacto al bajar el interés o poner en riesgo sus ahorros.
Es cierto que la situación económica de muchas personas ha cambiado, pero no se puede, por populismo, hacer normas audaces para favorecer a unos y perjudicar a otros. En otros casos, los congresistas en busca de fama se lanzaron contra la Sunedu tratando de revertir la sanción a las universidades que no cumplen con las “condiciones mínimas” de calidad. El Estado no se queda atrás