En aras de martillar la curva de contagios, el gobierno de Martín Vizcarra ha ido experimentando con los peruanos y la economía del país, una paralización paulatina y alargada que se va para 70 días, por tanto, hace rato dejó de ser “cuarentena” (40 días), para convertirse en el encierro de “la desesperación y la ansiedad”.
A 56 días de “cuarentena”, la población se pregunta: ¿Valió la pena tanto esfuerzo y carencias, si igual la gente sigue muriendo por montones
Los empresarios de los diferentes rubros, desesperados porque no generan ingresos y no saben ya cómo cumplir con las obligaciones salariales, igual preguntan: ¿Cuándo nos dejarán trabajar? ¿Habrá algún beneficio para nosotros? Con el COVID-19 nada está claro. Este no se irá por el resto del año, por lo que las actividades económicas deben reactivarse sí, pero paulatinamente, sobre todo las que generan conglomerados de personas.
A partir de ahora, nada volverá a ser normal, lo que obliga a replantear la actividad empresarial bajo el precepto: Primero la salud y lo sanitario y luego lo económico. Cambiarlo es arriesgar la vida y sin ello, no vale lo económico.