En medio de la incertidumbre política y la paralización económica que vive el país, resulta grato saber que aún los inversionistas privados siguen empeñosos en invertir 120 millones de soles en un ambicioso proyecto de construcción de un terminal terrestre o terrapuerto para Piura.
Este proyecto estuvo gestándose hace 40 años. Lo anunció en los 90 el extinto alcalde José Aguilar, lo siguieron promoviendo Eduardo Cáceres y Francisco Hilbck, e incluso se manoseó durante el periodo de Oscar Miranda, pero no pasó nada. A lo mucho se logró un remedo de terminal en la vía Piura-La Legua mientras los transportistas, en vista de que nadie se ponía de acuerdo ni daban facilidades para el proyecto, optaron por construir sus propios terminales.
De ser realidad esta obra, no solo se modernizará el transporte terrestre en Piura, sino que generará un nuevo polo de desarrollo en la ciudad, puestos de trabajo y, sobre todo, ordenará el transporte interprovincial, como lo han hecho otras ciudades vecinas que ya cuentan con obras como esta. Ojalá la política y los negativos al desarrollo no salgan a oponerse a una obra que hace años es urgente para Piura.