Los congresistas están apurados en busca de aplauso y cariño. Además de alentar el caos con una ley que formaliza al taxi colectivo, se les ha ocurrido también aprobar otro proyecto, autoría del polémico Daniel Urresti, para nombrar “Héroes de la Patria” a todos los policías y militares que hayan fallecido por el coronavirus cumpliendo su deber. ¿Y los médicos y las enfermeras, y los maestros…? A este paso, el país podría llenarse de héroes y santos, título que no revivirá a ninguna víctima ni mucho menos dará de comer a sus familias.

Lo que se espera es que no mueran en el ejercicio de su labor; y para que esto no ocurra se requiere que el Estado y los jefes policiales y militares no los abandonen o lucren con el presupuesto de emergencia; que los doten de buenos equipos de seguridad (mascarillas, guantes, caretas, buen rancho, medicinas, etc.). Lo que deberían proponer y reforzar que se cumpla por ley es que los policías, militares, médicos y enfermeras tengan un buen seguro de vida y una pensión vitalicia para la familia, en caso mueran enfrentando a la pandemia en los hospitales en caos. A los muertos o a los vivos en nuestro país, un título no les sirve de nada.