Mientras los escándalos políticos, los fallos descarados contra la libertad de expresión de jueces ‘contratados’ y las investigaciones sobre las andanzas del presidente Pedro Castillo, mantiene adormilados a los peruanos, en el Congreso cuatro bancadas se han propuesto este año desbaratar a la Sunedu y con ello todo lo concerniente a la reforma universitaria que había logrado mejorar el sector.
El problema de fondo no es que la comisión de Educación del Congreso –que da pase a estos proyectos-, esté preocupada por el futuro de los universitarios, todo lo contrario; los que buscan los legisladores lobistas es desmantelar a la Sunedu y darle dos años más de gracias a las 51 universidades denegadas para que se metan por la ventana, sin que cumplan, como lo han demostrado, los mínimos estándares de calidad.
Estos proyectos -cualquier peruano pensante se da cuenta-, lleva impreso el tufillo de la corrupción; el poder del dinero y el lobby. Si prospera el ataque, el resultado sería desastroso porque volverán a imponerse las universidades de tiza y pizarra, cuyo fin solo es el lucro, más que el progreso de los jóvenes.