Mientras el Pedro Castillo sigue con sus cantinfladas que ni él las entiende; mientras su primer ministro continúa con sus lamentos culpando a la derecha de sus fracasos; los transportistas y agricultores se alistan a ganar las calles este lunes 27 en una protesta de consecuencias previsibles, pues es seguro que reinará el caos, el desabastecimiento, bloqueos y enfrentamientos en las carreteras.
Lo irónico de esta situación es que el gobierno, a pesar de presentir las consecuencias, no ha hecho mucho por evitarlas. Los transportistas tenían la esperanza de llegar a un acuerdo con el Ejecutivo y suspender los paros, pero en vez de que el titular del MTC, premier y presidente estén presentes en las reuniones programadas, se les ocurre enviar a funcionarios de tercer nivel y sin capacidad de negociación alguna.
Eso mismo sucede con los conflictos mineros en el sur. Quienes deben estar en los diálogos no lo están, por tanto, no se llegan a acuerdos satisfactorios para ambas partes, y por tanto cunde el desgobierno, los problemas sin solución y la insatisfacción general de los gremios. Pareciera que este gobierno busca adrede el caos y el desgobierno.
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