En medio de tantos escándalos, allanamientos e investigaciones al gobierno por hechos de supuesta corrupción, dos noticias han pasado casi desapercibidas o se le dio poca importancia: la detención de dos ciudadanos acusados del delito de cohecho pasivo, es decir, intentar “coimear”, sobornar a dos policías de Tránsito para que no les imponga una multa.
Uno de los sobornadores ha sido sentenciado a tres años y cuatro meses de prisión suspendida y al pago, además, de 2 mil 500 soles (más barata le habría salido la infracción, con un descuento de 50%). El otro, un motociclista, al parecer le espera la misma suerte por intentar coimear a otro policía de Tránsito.
Estos casos –que casi resultan insólitos en una institución tan cuestionada-, sorprenden gratamente porque en medio de tanta corrupción en la que involucran siempre a los efectivos policiales, aparecen dos o tres que intentan cumplir con honestidad y responsabilidad su labor de autoridad. Ojalá más efectivos -que los hay-, emulen la actitud de estos servidores, pues solo con actos de este tipo, la Policía podrá recobrar el prestigio y el respeto ciudadano que nunca debió ponerse en duda.
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