El paro de transportes es solo uno de los muchos problemas que por estos días los peruanos deben enfrentar con estoicismo.
La tensión por la COVID, la viruela del mono, la corrupción, la inseguridad, el alza de alimentos, el desempleo, la crisis política… y como corolario a estos males, soportar a un gobierno sin capacidad de gestión y menos de reacción para aplicar alternativas de solución.
Todo esto ha llevado a que hoy el peruano tenga una fuerte carga emocional negativa que le genera estrés y por consiguientes mayores problemas de salud a corto plazo. Según un estudio de Ipsos, el 67% de los peruanos están convencidos que el Perú está en retroceso, carga un sentimiento de pesadumbre que solo puede compararse con los últimos años del primer gobierno de Alan García, cuando la inflación alcanzó niveles de espanto.
Solo el 3% de los peruanos, según dicho estudio, tiene esperanza que el país puede salir de esta grave crisis política y económica, la mayoría –sobre todo de sectores populares- piensa que estamos ante una situación extrema, con una encarnizada polarización política cuya responsabilidad recae en el gobierno y el Congreso.
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