Hace más de 30 años, la EPS Grau (antes Sedapiura) era usada como caja chica de los municipios. Entraba dinero y no se invertía ni pagaba a los proveedores, cuyas deudas alcanzaron cifras impagables.
Tan quebrada quedó la empresa que desde el 2000 Indecopi la declaró en insolvencia y fue entregada a los acreedores para su “reestructuración patrimonial”.
Han pasado más de 22 años, y los acreedores tampoco han podido rescatarla, al punto que hoy está casi en la misma situación que cuando estaba a cargo de los alcaldes. Lo más irónico es que el Estado ha invertido millones de soles en nuevas obras de saneamiento que luego son asignadas a la EPS Grau, pero aun así no ha podido hacer eficiente a la empresa.
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Hoy los piuranos siguen con el racionamiento de agua, y si la hay la presión es tan baja que solo gotea; a eso añadimos aniegos permanentes, robos de agua, rotura de pistas y un sinfín de problemas que ha obligado a dirigentes y alcaldes a pedir el estado de “Emergencia” que, de declararse, tampoco será la solución porque el problema es estructural y se requiere un gasto millonario para reflotarla y ponerla en situación de “rentabilidad”.
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