Este proceso electoral deja tres mensajes a los políticos oportunistas. El primero de ellos es el fracaso de los partidos políticos, relegados y casi desaparecidos del nuevo mapa electoral. Los electores preferieron a los líderes de movimientos regionales, lo que atomiza más la política en el país y sugiere, por tanto, volver con urgencia a retomar el asunto de la ley de partidos políticos.
Una segunda lectura, preocupante, es el hecho que en algunas regiones han elegido a personajes con pasado oscuro, incluso en Tacna, quien lidera las preferencias tiene arresto domiciliario por ser parte de una organización criminal. Igual ocurre en Cajamarca y otras partes del país que han optado por apoyar a ‘relajados y pillos” porque “roban, pero hacen obras”… en evidente deterioro de la calidad moral de la sociedad.
El tercer mensaje es el rechazo contundente al partido de Vladimir Cerrón (PL) que llevó al poder a Pedro Castillo. Los electores se dieron cuenta de la metida de pata en la elección presidencial y se desquitaron con una contundente paliza, que alcanza a AP y sus “Niños”. Una elección para la reflexión de oportunistas y vividores de la política amoral.
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