Un bebé murió hace dos días porque no pudo llegar al hospital debido a los bloqueos.
Otros cientos de pacientes igual son impedidos de llegar a los nosocomios, mientras miles de comerciantes ven impotentes cómo su mercadería, su inversión se pierde en los camiones cuyos neumáticos han sido pinchados por vándalos, impidiendo se movilice.
A estas víctimas de la insania de la izquierda extremista y vandálica se suman otros miles de trabajadores cuyas empresas mineras han suspendido sus actividades; los pequeños empresarios que han paralizado sus labores y hasta los taxistas que no tienen pasajeros ni turistas para transportar, por lo tanto no hay ingresos para alimentar a sus familias.
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¿Quién defiende el derecho al trabajo, al libre tránsito, a la atención médica y al emprendimiento de estas miles de personas?
Los extremistas de izquierda que anhelan vivir en socialismo son los primeros en exigir respeto a sus derechos humanos; pero cuanto se trata de los ciudadanos afectados por sus actividades terroristas, hasta las ONGs rojas se hacen las desentendidas. Allí no existen los derechos humanos, sino ‘sacrificio’ social.
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