Corea del Sur está en problemas de baja natalidad. El país tiene la tasa de fertilidad más baja del mundo desde hace algunos años, lo que pone en jaque sus perspectivas económicas.
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Aunque desde hace tiempo el gobierno ofrece subsidios mensuales a las familias con hijos, no ha logrado resolver la crisis.
Hay una serie de motivos: además de ser un país con un costo de vida prohibitivo, Corea del Sur registra tasas elevadas de discriminación laboral y violencia que ponen a las mujeres en desventaja.
Esto ha derivado en que muchas surcoreanas hayan emprendido una suerte de huelga de maternidad y se rehúsan a tener hijos.
Además, muchos espacios públicos del país están designados como “Zonas sin niños”: museos, restaurantes, cafeterías y edificios de gobierno, entre ellos la Asamblea Nacional.
Hace poco, Yong Hye-in, una asambleísta por el Partido Renta Básica, se presentó allá con su hijo como un modo de llamar la atención sobre el asunto.
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La legisladora intenta que el país derogue las restricciones que impiden que los niños ingresen a ciertos lugares pues considera que, entre otras cosas, esto ayudaría a facilitar que las familias decidan tener hijos.
“La vida con un hijo no es fácil”, dijo Yong mientras sostenía a su hijo en el recinto legislativo. “Sin embargo, tenemos que volver a crear una sociedad en la que podamos coexistir con nuestros hijos”, aseguró la legisladora.