Decenas de migrantes -que, en su mayoría, son de nacionalidad venezolana- continúan en las calles a pesar del estado de emergencia por el coronavirus.
Muchos de ellos se apuestan en los exteriores de farmacias o bancos para pedir algunas monedas que les pueda ayudar a llevar algo para alimentar a sus familias.
Este es el caso de Joel Quintanilla, quien en compañía de su menor hijo, se ve obligado a apelar a la caridad de los piuranos para poder sobrevivir.
“Llegué con mi esposa y mis tres hijos a Piura y una señora nos ha dado alojamiento y de no ser por ella, viviríamos en la calle. Sin embargo, nos vemos obligados a salir a pedir a las calles porque no tenemos trabajo y nuestros hijos necesitan comer”, indicó.
Agregó que a pesar de que hay personas caritativas que los apoyan con algunas monedas y víveres, otras personas simplemente los tratan mal y los botan de los lugares a donde van.
“Nos tratan mal y la pasamos muy mal. Nosotros también tenemos temor de contagiarnos, pero tenemos la necesidad de alimentarnos”, sostuvo.