La tranquila ciudad islandesa de Grindavik, hogar de 4 000 habitantes, se ve sumida en la incertidumbre mientras el magma bajo la corteza terrestre provoca grietas en carreteras y edificios. Las autoridades, ante la posibilidad inminente de una erupción volcánica, han evacuado la ciudad y declarado el estado de emergencia. A continuación todos los detalles.
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Actividad sísmica y grietas en la ciudad
El movimiento de magma ha generado una serie de eventos sísmicos que han sacudido la región, dejando su marca en carreteras y edificios de Grindavik. Las grietas, consecuencia directa de esta actividad subterránea, se han convertido en testigos silenciosos de la fuerza de la naturaleza. La evacuación anticipada y las medidas de seguridad han permitido que los residentes regresen brevemente a sus hogares para evaluar los daños y recuperar sus pertenencias.
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Estado de emergencia y evacuación
El gobierno islandés, en una medida precautoria, ha declarado el estado de emergencia y ha ordenado la evacuación obligatoria de Grindavik. Refugios de emergencia y centros de ayuda han sido habilitados en localidades cercanas para brindar apoyo a los evacuados. Este movimiento estratégico busca garantizar la seguridad de la población en medio de la incertidumbre volcánica.
Desplazamiento del magma y señales de erupción
El desplazamiento del magma ha generado cientos de sismos en los últimos días, elevando las preocupaciones sobre una posible erupción volcánica en el horizonte. Los expertos evalúan las siguientes señales:
- Actividad sísmica
La actividad sísmica aumenta significativamente a medida que el magma se desplaza bajo la corteza terrestre. Terremotos frecuentes y de mayor magnitud son indicadores cruciales de una posible erupción volcánica.
- Inflación del volcán:
El volcán experimenta un aumento en su tamaño debido a la acumulación de magma en su interior. Este fenómeno, conocido como inflación, es detectado a través de mediciones precisas y tecnologías de monitoreo.
- Degassing aumentado:
Un aumento en la liberación de gases volcánicos, como dióxido de azufre y vapor de agua, es una señal clara de la actividad magmática. Mediciones regulares de los gases emitidos son esenciales para evaluar el riesgo de erupción.
- Cambios en la temperatura del suelo
Las variaciones en la temperatura del suelo cerca del volcán pueden indicar la presencia de magma cerca de la superficie. Sensores térmicos y análisis infrarrojos son utilizados para detectar estos cambios.
- Alteraciones en la geología del área
Cambios notables en la topografía y la geología circundante, como la formación de grietas o deformaciones del terreno, son señales visibles de la actividad volcánica subyacente.
- Aumento de la Actividad Geyser:
La actividad en géiseres y manantiales termales cercanos al volcán puede intensificarse debido al calor generado por el magma. Estos cambios en la actividad hidrotermal son indicativos de la actividad volcánica.
- Anomalías en la conductividad eléctrica del agua:
La presencia de magma puede afectar la conductividad eléctrica del agua subterránea. Mediciones precisas de la conductividad eléctrica en fuentes de agua cercanas ayudan a evaluar la actividad volcánica.
- Cambio en la composición de los gases:
Alteraciones en la composición de los gases volcánicos, especialmente la proporción de dióxido de azufre, pueden indicar la evolución del magma y su proximidad a la superficie.
- Emergencia de fumarolas:
La aparición repentina de fumarolas, o aberturas que emiten gases y vapores, en áreas previamente inactivas es una señal visual de la actividad volcánica y la liberación de presión.
- Cambios en la actividad animal:
Algunos animales son sensibles a las vibraciones sísmicas y a los cambios en el ambiente. Observar el comportamiento de la fauna local, como aves y mamíferos, puede proporcionar indicios adicionales de una erupción inminente.