El dibujante de cómic japonés Hiroshi Hirata, una de las figuras más reconocidas del manga histórico, ha fallecido a los 84 años debido a un fallo cardíaco, según ha anunciado su página web.
El artista falleció el pasado 11 de diciembre y en el funeral participó solo la familia, según reza hoy el escueto mensaje publicado en la web del autor junto a un retrato suyo dibujado por uno de sus hijos, Atsuyoshi Hirata.
Al igual que muchos de sus contemporáneos que fueron también pioneros del «gekiga» (el manga para lectores adultos), Hirata, nacido en Tokio y criado en la prefectura de Nara (oeste del país), comenzó a publicar a finales de los cincuenta en Osaka para editoriales que suministraban a los «kashihon», las tiendas que alquilaban tebeos.
Más tarde se mudaría a Tokio, donde publicó historias en Garo, la revista que revolucionó el medio en los sesenta.
Conocido por cultivar el «jidaigeki» (el género histórico), sus historias de samurái, entre ellas adaptaciones del famoso personaje Zatoichi, tuvieron gran recepción entre los lectores durante varias décadas.
En occidente tuvo especial impacto su obra «Satsuma Gishiden», manga que comenzó a publicar originalmente a finales de los setenta sobre las desventuras del mítico clan Shimazu a la hora de adaptarse a la nueva realidad que se abría durante el periodo Edo (1603-1867).
«Satsuma gishiden» está editada en castellano por Dolmen Editorial, mientras que otros de sus trabajos fueron compilados por la ya desaparecida Glénat/Editores de Tebeos.
Además de por su dibujo hiperrealista, Hirata fue también un admirado calígrafo.
Su trabajo caligráfico estuvo muy presente en su manga y su grafía en silabario katakana fue elegida por Katsuhiro Otomo para figurar en portadas de su archiconocida obra «Akira».