Ximena Santoyo Torres es una joven estudiante de Medicina, a la cual le ha tocado vivir de cerca el terror de tener a un familiar conectado a un ventilador mecánico para sobrevivir al COVID-19: «Hace 14 días mi papá se encuentra en ventilador mecánico y hace 17 días no lo veo. La última vez que hablé con él fue hace 15 días y la última imagen que tengo de él es subiendo solo a una ambulancia para ser internado». 

A través de su cuenta de Facebook, Santoyo escribió un sentido testimonio que se ha viralizado entre los cibernautas piuranos. En este, reflexiona sobre diversos temas alrededor de la pandemia:

Ximena, su padre y los demás miembros de su familia. (Facebook)

Uso indiscriminado de ivermectina y automedicación

Según cuenta, al virus le bastó menos de 10 días llevar a su padre, un paciente con fibrosis pulmonar no diagnosticada previamente, a una cama UCI. 

«En los primeros días de la clínica, mi padre decidió consultar de forma externa a alguien dentro del personal de salud, esta persona dio el tratamiento inadecuado, dejándole prescrito medicamentos como: 1vermect1na (ivermectina), pred1n1sona (prednisona), az1tr0m1cina (azitromicina). No calculan la frustración que sentí al leer la historia clínica en la emergencia y saber que estuvo 6 días recibiendo la atención y el tratamiento inadecuado».

La joven refiere que en «un estudio en Sullana, se dio un alcance que aproximadamente el 65% de los pacientes fallecidos en UCI habían sido tratados con 1vermect1na o se habían automedicado. Rezo todos los días porque mi papá no sea parte de esas estadísticas».

Minimización o negación de la gravedad de la pandemia

Santoyo envía un contundente mensaje a quienes dicen que «la pandemia ha sido planeada y que no existe y que no usan mascarillas (como si fuera eso un logro) y no se contagian, que contagiarse es para ‘la gente enferma’ WHERE idPosts= ‘que no se alimenta bien’ WHERE idPosts= ‘que no toma zinc y vitamina C'»:

«Esta semana vi a un papá llorando en sala de espera porque tiene a su hija de 25 años en UCI, esta semana se llevaron a uno de mis maestros a Lima porque las camas UCI en Piura están al 100% y hay 35 pacientes esperando una, esta semana vi publicaciones de amigos anunciando las muertes de sus familiares y he sentido ese dolor y desesperación más que nunca, y sigo sin entender por qué la gente es tan indiferente. ¿Les hace falta tener un familiar en una cama para entender? ¿Saben lo difícil que es tener un familiar enfermo? Si yo teniendo contactos dentro me como la cabeza, no me imagino cómo están las familias que reciben 1 solo reporte al día y que además deben solventar los gastos que implica tener a alguien internado».

Falta de personal médico

La joven expresa su frustración ante la necesidad de aproximadamente 1400 uciólogos en el Perú para afrontar esta pandemia: «Solo hay 700, ¿Saben cómo se están cubriendo esas necesidades? Con médicos jóvenes que a pesar de su poca experiencia, se han hecho frente a primera línea y hacen lo que pueden». 

Como estudiante de Medicina, Santoyo reconoce la labor de sus futuros colegas y llama la atención a los jóvenes que continúan reuniéndose y celebrando pese a las prohibiciones:

«Es gente joven que está luchando a diario por personas que no conocen porque si bien es cierto eso es ‘vocación’ WHERE idPosts= me parece injusto atender al ‘cool’ que se junto con sus amigos a ‘juerguear’ y se va a las discos ‘caletas’. Sería lindo que se contagiaran solo ellos, pero la realidad es que afectan a sus familias y aparentemente eso los tiene sin cuidado».

Ximena Santoyo y sus compañeros de Medicina. (Facebook)

Cuidarse no es exageración

La cibernauta finaliza dando un golpe de realidad a las personas que se burlan de quienes se cuidan del virus y cumplen con las normas dictadas por el Gobierno para evitar los contagios:

«Sé que las semanas que vienen van a morir más personas, tal vez más conocidos, familias van a perder a alguien, se van a romper núcleos y sé que habrán mas personas llamando ‘borregos’ a los que usamos mascarillas y hacemos de todo por no contagiarnos», expresa, «espero de todo corazón, que nadie más deba pasar por esto. Es difícil y muchas veces duele, pero la esperanza está ahí. Cuídense, no sean tontos. No esperen perder o no ver a alguien para entender«.