Emocionado hasta las lágrimas y con las manos señalando al cielo, en señal de agradecimiento y buscando abrazar, tal vez a Dios, salió de alta “Goyito”, de treinta y siete años. El paciente, que venció a la COVID-19, estuvo internado 49 días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
«Estoy vivo gracias a Dios. Después de 49 días salí con vida. Fue Dios quien hizo el milagro», se lee en algunos carteles con los que fue recibido por sus familiares.
“Goyito” ingresó al hospital de contingencia Virgen de Fátima, donde paso tres días en hospitalización, pero su salud se resquebrajó y paso a la Unidad de Cuidados Intermedios (UCIN), sin lograr la mejoría esperada.
Sin embargo, este luchador nunca bajó los brazos y los médicos le informaron a su esposa que debía ser entubado. Luego de once días en UCI, logro salir airoso y empezó su proceso de recuperación.
Los reportes eran favorables, nos dice Mery Ordinola, su esposa, pero una noche los doctores me informan que mi esposo tenía fibrosis pulmonar. Debía volver a UCI.
Entre lágrimas nos indica, a “Goyito”, se le alojó una bacteria hospitalaria conocida como psedumona, que habita en las áreas críticas. Mery durmió durante 49 días en su viejo carro naranja marca Nissan.