No es, quizá, el momento más adecuado por la cantidad de problemas que se han presentado, tales como la pandemia, las pequeñas lluvias, el desastre que se está presentado en cada una de las obras en ejecución, la paralización de las mismas, todo esto unido a la incapacidad y flojera de nuestro Gobernador, a la cantidad y calidad de sus nuevas contrataciones y a la dejadez de los piuranos y, sin embargo, no podemos dejar en el olvido total el festejo que nos corresponde, a todos, hacer por el año del Bicentenario. Estamos ya en marzo y, que se conozca, no hay nada preparado ni en el Gobierno Regional ni en el Municipio ni en el Ministerio de Cultura. No solamente en Piura sino en cada uno de nuestras provincias.
Es tan tarde, que lo único que nos queda por hacer es, quizá, un plan que pueda ser desarrollado en lo que falta del año. No podemos dejar pasar fecha tan memorable.
Alguien tiene que encabezar un plan de trabajo, la restauración de algún inmueble, reparación de los teatros, iniciar la recuperación del Malecón a ambos lados del río (se puede trabajar en él un gran parque en lo que ahora es el cuartel en Pachitea, terreno que es de la Municipalidad y fue cedido al Ejercito para que sirviera como arsenal o depósito en el conflicto con el Ecuador, pero este terminó ya hace bastante tiempo). En Paita, posiblemente la ciudad más linda de Piura, se está dejando perder todo lo que tiene, muy parecida a Barranquilla, en Colombia, que, a diferencia nuestra, la recuperó totalmente y hay que ver la maravilla que resultó.
No podemos sólo llorar por el olvido en que nos tiene el Ejecutivo, lo que está ocurriendo no puede ser pretexto, tenemos que ponernos los pantalones y luchar por lo que debemos hacer y dejar como herencia a nuestros deudos. Hacer como dice otro editorialista de este mismo diario: “Tener la mente llena de amor, alegría, esperanza perdón y gratitud como único remedio en esta situación”.
Además, hacer lo posible para que estas autoridades no sigan dos años más.