Tras el obligatorio confinamiento por la pandemia del COVID-19, ahora las empresas de transporte formales libran otra dura batalla contra la informalidad.
“De 14 buses, solo trabajan cinco. Además la capacidad promedio es el 50% de pasajeros. Evidentemente, los ingresos no cubren la planillas, los créditos bancarios, proveedores. Aquí se suma la informalidad, que nos está golpeando mucho más que antes. Ya existía antes de la pandemia, pero ahora es más notoria”, relató Wilder Ramos Albarrán, el gerente de Emaús que cubre la ruta a Chulucanas.
En este escenario, empresario sostiene que la actitud de las autoridades es demasiado permisiva.
“A las combis y minivans se han sumado los autos que están haciendo servicio interprovincial, lo cual está absolutamente prohibido. Aquí no hay ningún protocolo y en nuestro caso los tenemos alrededor del terminal de Castilla”, agregó el gerente de Emaús.
En el caso de esta ruta al Alto Piura, el costo por pasaje varía entre 15 a 25 soles.
En esa línea, el empresario exigió operativos más contundentes de parte de las autoridades.
“Cuando hay operativo, los informales se pasan la voz y dejan botados a los pasajeros. Mientras la autoridad está concentrada en un punto, a su alrededor siguen operando. Parece que faltara más decisión para que los operativos sean más inteligentes que pararse en un punto y parar a los autos”, agregó.
Sobre el tema, el representante de Ositran en Piura, Gerson Marchán, dijo que hacen operativos en la vía Piura-Chulucanas junto al Gobierno Regional.