Ahora se conoce que quienes cuestionan con “autoridad moral” el despilfarro, abuso y aprovechamiento de los recursos del Estado por parte de perversos funcionarios, son iguales a quienes acusan o peores.
El caso de la gasolina, un recurso casi prostituido en la administración pública, es un ejemplo que alcanzó hoy a los “zurdos” con nexos en el gobierno de Pedro Castillo.
Los congresistas de PL, Guido Bellido, Anahí Durand, Betssy Chávez, Iber Maraví, entre otros cientos más de funcionarios a cuenta de sus “títulos” y “cargos” en el Estado se sabe por investigación periodística, hacían fiesta con la gasolina pagada con dinero de los peruanos.
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El más abusivo resultó ser Bellido, quien peca por exceso de moralidad en los medios de comunicación, pero detrás de esa careta moralista se esconde un pillo que ha hecho uso de este beneficio, incluso, después de dejar de ser ministro.
Es cierto que la ley establece una dotación de combustible para los funcionarios públicos en funciones, pero algunos se exceden y otros son tan abusivos que hasta negocian con este bien vendiéndolo a terceros, como si los grifos fueran de su propiedad.
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