Resulta bochornoso que un mandatario con menos de seis meses en el cargo, se siente ante un fiscal para ser interrogado por su injerencia en los ascensos de las FF.AA., en donde lo legal es ascender por mérito propio. Y resulta también deshonroso que haya reconocido su intervención directa, lo que nos deja una inquietante conclusión: el presidente carece de madurez ética para un cargo de tanta trascendencia.
Y esto se reafirma con otros hechos deshonestos (aunque se sospecha de delitos) como las sospechosas reuniones con los proveedores, entre ellos, Samir Abudayeh, representante de Herco Combustibles, ganadora de una licitación millonaria por combustibles; además de otras reuniones secretas en Breña; así como su relación con la histriónica lobista Karelim López.
¿Inocencia de presidente novato? Ese no es argumento sólido, porque cualquier persona, mucho más quienes ingresan a la administración pública, saben que no deben interceder en procesos de licitación, mucho menos reunirse con proveedores o meter mano con alevosía en los ascensos de las Fuerzas Armadas. ¿Qué más vendrá que aún no se sabe?