Especialistas recomiendan revisar propuestas para habilitar nueva infraestructura comercial y reubicar a informales fuera del centro de Piura.
La solución al problema de los ambulantes en el mercado de Piura sobrepasa la estrategia de llevar policías, usar rejas y el rochabús. Esto quedó en evidencia ayer con el último operativo policial que liberó algunas vías por unas pocas horas.
Para los especialistas consultados, el alcalde Juan José Díaz debe replantear la estrategia para darle mayores opciones de reubicación a los informales que solo la exfábrica San Miguel. Para los expertos, la pandemia ha dejado más gente en la calle y con la necesidad de trabajar.
“El ambulante está ahí porque no tiene a donde estar y si tu no le das un sitio, ¿A dónde se va? Esto es su medio de subsistencia. Este es un problema que no se soluciona con ordenanzas, enrejando el mercado o sacando a la gente con agua con este adefesio del rochabús”, sostuvo el docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UDEP, Jorge Gallo.
Refiere que el problema común es que las autoridades llegan al sillón edil sin una idea clara de cómo
afrontar esta pesada herencia de las gestiones.
“Lo que veo es que cada vez que llega una gestión nueva […] llega el alcalde y una vez que se sentó en el sillón recién se pone a ver cómo a solucionar los problemas. Debió prepararse para solucionar este problemas y no recién esperar el 2 de enero”, agregó.
NUEVOS MERCADOS
Para el arquitecto Pablo Zegarra la actual coyuntura demanda habilitar nuevos espacios para mercados zonales o ferias temporales.
“Hay mucha gente que perdió el empleo y esto ha llevado a que se incremente el número de ambulantes. Se podrían hacer ferias urbanas en determinados espacios o avenidas [principales] en coordinación de los ambulantes. Ahora los mercados del pueblo están siendo usados como depósitos”, expresó.
Estos espacios públicos, agrega, ayudarían a mitigar la problemática en tanto se definan áreas comerciales dentro del Plan de Desarrollo Urbano (PDU).
“Es un absurdo que la municipalidad destine recursos en todas las gestiones para que el serenazgo cumpla una función que
no le corresponde, como es cuidar un espacio para que no lo invadan”, aseveró.
Sobre la opción tantas veces repetida como es la exfábrica San Miguel, el arquitecto dijo que solo fue un “engaña tontos”.
“Lo de la fábrica San Miguel es un absurdo que jamás va a dar resultado. Ese fue un engaña bobos porque está en una calle donde no transita nadie. La gente no va por ahí. Ni siquiera en el entorno hay oficinas interesantes. Solo hay madereras y carpinterías. No es el espacio que invite a que la gente pase por ahí y se sienta atraída a comprar algo”, reflexionó Zegarra.
REUBICACIÓN
A su turno, el decano del colegio de Ingenieros, Manuel Asmat Córdova, respaldó la propuesta para que la comuna brinde nuevas opciones de reubicación.
Hay que analizar las necesidades de estas personas que si bien infringen el ordenamiento, pero también hay que pensar en el por
qué lo hacen. En coordinación con ellos se podría buscar una zona más adecuada donde se pueda construir un nuevo mercado”, dijo. A su criterio, el crecimiento de la ciudad obliga a replantear la estrategia de reubicación.
“La nueva ubicación debe ser consensuada con comerciantes y compradores. La ciudad ha crecido centralizada cuando las grandes ciudades no son así, porque sus distintos servicios están fuera de la ciudad”, refirió el decano.
En ese sentido, insistir con la represión como única estrategia no es el camino adecuado.
“La represión no dará resultado porque se han acentuado las necesidades de las personas debido a la pandemia. Ellos siempre van a volver”, comentó Asmat.
PUESTOS
Es preciso señalar que además de la exfábrica San Miguel, la Municipalidad ofreció en junio cuatro mercados temporales en el coliseo Los Bolivarianos, Los Algarrobos, Almirante Grau II etapa y Educadores.
Al inicio de la gestión también se dieron facilidades para que los vendedores informales ocupen el tercer nivel de Plaza del Mar. Pese a estos ofrecimientos, los ambulantes siguen invadiendo las calles del mercado y hasta el centro de Piura.