La fiscal de la Nación, Patricia Benavides, la tiene difícil y su permanencia como titular de esta institución es ahora una provocación y un desafío a la acción penal, a la objetividad y neutralidad de la propia Fiscalía, a la que habría convertido en instrumento político para manipular procesos de investigación, nombrar a funcionarios, traficar con influencias y favorecer la impunidad a cambio de votos en el Legislativo.
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Las pruebas y acusaciones que salen a la luz contra la funcionaria son cada vez más contundentes y comprometen seriamente la objetividad de la propia fiscal, como lo reafirma su exasesor Jaime Villanueva quien reconoce que todas las coordinaciones con “Los Niños” del Congreso lo hizo por encargo de la fiscal Benavides.
Ella tenía intereses personales en inhabilitar y neutralizar a la exfiscal, Zoraida Avalos; colocar a un Defensor aliado y sacar del camino a quienes se interpongan en su permanencia, como a Marita Barreto. Pero no será tan fácil sacar a Benavides de la Fiscalía, pues ahora rechazó someterse a la investigación de la JNJ, porque esta no garantiza su proceso al ser juez y parte en esta telenovela sobre corrupción y poder.