Miles de piuranos aprovecharon el feriado para reunirse en los cementerios Virgen del Carmen, San Miguel Arcángel y San Teodoro y revivir una vez más su tradicional peregrinaje entre las tumbas de sus seres queridos en el Día de Todos los Santos.
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Con flores, adornos, los dulces “angelitos«, guitarra, piano y cajón, los familiares demostraron su amor por quienes tomaron la delantera y partieron antes de tiempo. Por la noche y al filo de la madrugada de hoy, otro grupo de piuranos se volcó a los camposantos para velar a sus padres, hermanos o hijos.
Provistos de café y sándwich de pollo, los familiares se acomodaron junto a las tumbas para pasar la noche orando por el alma del ser querido que partió.
De rato en rato, las anécdotas del difunto tomaban protagonismo para cambiar el dolor por nostalgia y algunos chispazos de alegría por quien en vida fue el mejor padre, madre, hermano o amigo.
Unidad
Aunque no faltó la música en la noche, horas antes en la mañana, los deudos se agenciaron de más instrumentos musicales para rendir homenaje a sus difuntos.
“Esto lo hacemos hace más de ocho años en agradecimiento a nuestros padres queridos. Cumplir la tradición le demuestra muchas cosas a nuestros hijos y nietos”, dijo José Flores Rivas en compañía de sus hermanos.
Ni el frío de la noche o la amenaza de la delincuencia frenó esta tradición única en el país.