Reportaje y fotografías de Alan Adrianzén
Por lo general, las familias de Chulucanas nos encargamos de esperar al carrito recolector para entregar los desperdicios. Pero muchos ignoran el rostro que se encarga de recoger lo que ya no necesitamos, lo que no nos sirve.
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Ese rostro tiene un nombre y se llama Carmen.
El día de Carmen no empieza con el sol. Desde las 4 de la mañana prepara sus alimentos y sale de su hogar con sus nietos para trabajar en el botadero municipal.
Bajo el inclemente sol chulucanense, Carmen lleva 30 años trabajando con la asociación de recicladores “Nuevo Amanecer”, un grupo con 38 asociados de Chulucanas y el Centro Poblado Paccha.
Doña Carmen y sus nietos/Foto: Alan Adrianzén
La labor de esta mujer no es sencilla. Tiene una jornada maratónica de 12 horas, en donde recolecta y selecciona la basura en las afueras de Chulucanas. En un buen día llena costales de hasta 50 kilos con botellas, tinas, zapatillas y latas. En uno malo, hasta siente que será tragada por la basura. Pero ella insiste.
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Carmen es responsable de sus tres nietos, el padre de los niños, su hijo, dejó este mundo y solo tienen a su abuela para salir adelante. Los niños la acompañan y bajo la atenta mirada de los gallinazos recolectan y seleccionan toda la basura que se pueda.
El cansancio y el hambre también los acompañan, hasta que regresan a su hogar, para robar unas horas de sueño, porque mañana es un nuevo día y vuelven a empezar.
Doña Carmen en una jornada de trabajo/Foto: Alan Adrianzén
Mañana será mejor
He tomado fotografías de Carmen y su familia con su autorización. Mientras que ella se encarga de las grandes bolsas. Los niños son diligentes con las botellas de plástico, acostumbrados a seleccionar los materiales reciclables.
El trabajo de esta mujer no es fácil, soporta insultos, maltrato y desprecio, pero persevera porque cuando llega a su casa abraza a sus nietos y recobra energía, ellos son la razón por la que todavía continúa luchando.
Los nietos de doña Carmen /Foto: Alan Adrianzén
“Aunque muchas veces esta tarea me merezca insultos y malas miradas, mis nietos y yo seguiremos soñando y tendremos esperanza de que mañana será mejor”, me cuenta.
Carmen tiene 67 y lleva reciclando 30 años de su vida, es el sostén de una familia muy humilde, pero sus esfuerzos tienen un valor especial, cuando ella recicla deja su granito de arena en la lucha contra el cambio climático.
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No sabemos cuántos son
En el Perú no hay un registro real del número de recicladores, pero la mayoría son mujeres, trabajan como Carmen, en familia o por asociaciones, pese a que reducen la cantidad de residuos en los rellenos sanitarios, son tan ignorados que no sabemos cuántos son.
Los recicladores reducen la cantidad de residuos /Foto: Alan Adrianzén
Pero, aunque no sepamos quienes son, ellos siguen allí, reciclando, ayudando a mitigar los efectos del cambio climático. Son héroes silenciosos y necesitan con urgencia que los vuelvan a mirar.
Con estas fotografías trato de que el trabajo de esta mujer se reconocido. Que no seamos indiferentes a esta problemática que poco a poco nos consume. Que cada ciudadano tome conciencia sobre el cuidado del medio ambiente y que el rostro de Carmen no sea invisible en esta sociedad indiferente y hostil.
No se sabe el número real de recicladores en el Perú /Foto: Alan Adrianzén
Reportaje y fotografías de Alan Adrianzén