El oficio más antiguo del mundo, ha cobrado más fuerza en la ‘Perla del Chira’ desde que se inició la pandemia.
La prostitución callejera se ha incrementado en zonas céntricas de la ciudad, convirtiendo las transversales Callao, Lima, Tarapacá, y las calles Espinar y Juan José Farfán, como las preferidas de féminas que ofrecen sus servicios sexuales, sin importarles protagonizar bochornosas escenas, peleando por sus ocasionales clientes.
Tras el confinamiento por la Covid-19, los conocidos prostíbulos tuvieron que cerrar sus puertas, y las trabajadoras sexuales tomaron las calles, provocando que los vecinos de estas zonas, soporten las lamentables escenas, incluso en las puertas de sus casas.
No sólo extranjeras
Estas calles han sido tomadas por jóvenes entre 18 a 25 años de nacionalidad venezolana, colombiana, ecuatoriana y peruana, quienes poco a poco han sido desplazadas incluso del Parque Grau y del paseo peatonal Enrique Palacios. Siempre cuidadas por sujetos que merodean las zonas y están alertas ante cualquier operativo para sacarlas del lugar y evitar que sean intervenidas.
Sus tarifas
Las agraciadas jóvenes, con diminuta ropa y excesivo maquillaje, intentan llamar la atención de parroquianos, quienes por el placer sexual pagan entre 30 a 50 soles, además del costo de la habitación.
‘Hospedajes’
Contradictoriamente, un grupo de vecinos ha visto este negocio muy rentable, por lo que ahora también se han hecho de la vista gorda para proceder a alquilar cuartos o convertir las viviendas en ocasionales hospedajes.
No sirve de nada
Los vecinos de las referidas zonas, señalaron que los operativos de policías y serenos, incluso en coordinación con la Fiscalía no sirven de nada ya que luego de llevarlas a la comisaría regresan nuevamente.
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