En vísperas de la “Toma de Lima” y con una aprobación de solo 14%, la presidenta Dina Boluarte, debe guardar su desgastada estrategia de “dejar hacer y dejar pasar” y ponerse a gobernar de una vez por todas.
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Ella es la presidenta constitucionalmente legítima, por tanto, no puede dejar que el Legislativo gobierne por ella sin que le ponga un pare a los populistas.
Boluarte ni se ha inmutado por la ley de incorporación de maestros; tampoco contra la norma que vulnera la colaboración eficaz; no dijo nada con la elección del Defensor del Pueblo y mucho menos presiona para incentivar la minería, aprovechando el alza del cobre y así motivar a la inversión privada. En conclusión, es un gobierno de la inercia.
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El economista Alejandro Indacochea afirma que hay nerviosismo en el sector productivo e inversionistas porque el gobierno no atina a nada. Hasta en las obras de mitigación bajó la guardia como lo hizo con la pandemia que dejó que los GORE se hagan cargo con su exiguo presupuesto. El Gobierno -dice Indacochea-, no puede exponer a la población en un tema tan delicado como la salud y los fenómenos naturales, cuando los GORE no funcionan.