En la región de Puno, los residentes de 50 comunidades afectadas por la presencia de metales pesados están exigiendo ser registrados. Su solicitud se fundamenta en la ley N° 31189, la cual establece el fortalecimiento, mitigación y atención en salud para las poblaciones afectadas por metales pesados y sustancias químicas. Estas áreas, particularmente en el altiplano, se encuentran en proximidad a explotaciones mineras, entre otras fuentes.
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Comunidades andinas piden atención médica
Félix Suasaca, líder nacional, se presentó ante el Consejo Regional y propuso que, mediante un acuerdo regional, la normativa sea implementada de inmediato por la Dirección Regional de Salud de Puno.
En la cuenca de Coata, por ejemplo, el 40% de la población presenta niveles de mercurio y arsénico en sus cuerpos debido al consumo de agua contaminada.
Suasaca explicó que, si la ley se aplica, aquellos directamente afectados, una vez registrados, recibirán atención médica y vigilancia sanitaria para identificar factores de riesgo en salud durante el tiempo necesario.
A pesar de la existencia de la ley, Suasaca señaló que el Estado no ha asumido la responsabilidad de atender a los afectados, a pesar de ser responsable de los impactos generados.
Aurelio Maqui, líder de la provincia de Melgar, indicó que al menos 100 personas requieren atención médica directa debido a la afectación aguda a su salud causada por la minería. Sin embargo, hasta el momento, no pueden recibir tratamiento especializado.
Maqui expresó su preocupación, mencionando que, aunque el Estado asume la responsabilidad, parece que están esperando que la gente muera, ya que hasta la fecha no se han implementado medidas efectivas.
Renato Chávez, biólogo, afirmó que la ley aún no es efectiva porque las diversas instancias del Ministerio de Salud no han dado el paso inicial para implementar medidas de vida saludable y controlar los factores de riesgo asociados a la exposición a metales pesados.
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Consecuencias del agua contaminada con metales pesados
El consumo de agua contaminada con metales pesados, como el mercurio y el arsénico, puede tener consecuencias negativas para la salud humana. Estos metales, al ingerirse a través del agua potable, pueden acumularse en los tejidos del cuerpo, afectando diversos sistemas y órganos.
El mercurio, conocido por su toxicidad, tiene efectos perjudiciales en el sistema nervioso, especialmente en el desarrollo cognitivo de niños y en mujeres embarazadas. Por otro lado, el arsénico se ha asociado con problemas cardiovasculares, dermatológicos y diversos tipos de cáncer.
La exposición continua a estos metales pesados puede derivar en trastornos neurológicos, daño renal y enfermedades crónicas, generando un impacto significativo en la salud a largo plazo. Por ende, es esencial garantizar la pureza del suministro de agua para prevenir riesgos para la salud y promover el bienestar general de la población.
