Ni la oposición en el Congreso ni un sector de la prensa alienta más crisis que el propio Ejecutivo propicia con la designación y cambio de ministros al mes.
“Quien más está atentando contra la gobernabilidad no es la oposición política ni la prensa que revela cosas impresionantes de estos personajes que ocupan las más altas funciones públicas. Es el propio gobierno quien se dispara a los pies y quien genera las condiciones de su ingobernabilidad. Hay exigir que se nombren a las personas adecuadas”, dijo para El Tiempo, el analista político, César Campos.
Para el especialista, el presidente Pedro Castillo no debe pensar que es normal la salida constante de los titulares de las carteras, ya que esto no genera confianza en el sector privado ni en los inversionistas.
De cara a las regiones, los más perjudicados con un gabinete inestable son los gobernadores y alcaldes, quienes debe reiniciar una y otra vez sus gestiones de los proyectos que les reclama la población.
Desde su experiencia como exgobernador regional de Ica, Fernando Cilloniz, asevera que los cambios crean una parálisis de al menos tres meses.
“Cada cambio de ministro es una parálisis de por lo menos tres meses. Nada bueno podemos esperar de esto. La relación de las autoridades regionales con el gobierno central es muy estrecha, empezando por el presupuesto y los programas. Todo tiene que ser articulado con los ministerios”, acotó.
La exautoridad refiere que un cambio de titular de cartera implica también la renovación de funcionarios.
“Con el cambio ministro, vienen [cambios de] viceministros, gabinete de asesores, directores generales. Todo cambia, todo se malogra y quienes pagamos somos los ciudadanos”, comentó Cillóniz.
En el caso de Piura, la Municipalidad Provincial debe reiniciar por tercera vez las negociaciones de su proyecto de sistema de videocámaras.
Inició las gestiones de financiamiento del proyecto con el ministro Juan Carrasco, luego con Luis Barranzuela y ahora le toca con Avelino Guillén.