Las intensas lluvias, como las ocurridas en distintas regiones del norte del Perú como Piura, Tumbes, Lambayeque y la Libertad han dejado pérdidas y desesperanza en varias familias, quienes han perdido todo a causa de las inundaciones.
Este triste panorama no es nuevo, hace seis años estas zonas también sufrieron los embates de la naturaleza; por ello, todos nos preguntamos por qué, otra vez, nadie estaba preparado.
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¿Quién es el responsable o responsables?, ¿Qué se ha debido hacer para solucionar esta problemática?, ¿estos eventos climatológicos son consecuencia del cambio climático? Los ingenieros Rodolfo Rodríguez y Gaby Ruiz, profesores de la Universidad de Piura, explican algunos de estos aspectos.
Hace algunas décadas, desde que se tomó en cuenta el cambio climático, se estimó que uno de los efectos que tendría era la recurrencia e intensidad de los eventos de El Niño.
Dado que el actual cambio climático es producto del calentamiento global, las aguas de los océanos también lo sufren; por tanto, en el caso del Océano Pacífico, la intensidad de El Niño afecta a todos con lluvias inusuales, refiere el ingeniero Rodolfo Rodríguez, director de la Estación Científica Ramón Mugica de la UDEP-Campus Piura.
Los eventos actuales tienen matices diferentes a los ya conocidos como eventos “Niños Globales (1983 y 1998) ya que ahora se tiene la ocurrencia de los denominados niños costeros, como el del 2017 y el actual, en los que el calentamiento ocurre frente a las costas de Ecuador y Perú. Por eso, es necesario adoptar “medidas de mitigación y adaptación”.
Otros efectos del cambio climático
Aparte de las lluvias inusuales, el cambio climático, señala el director de la Estación Científica, produce una alteración climática pues el clima de la región es influenciado por la temperatura del agua del mar.
Un efecto directo, dice, son las altas temperaturas del aire que tiene que soportar la población de esta zona; un ejemplo claro de esto son las altas temperaturas de este tipo que se están dando en Lima.
Además, otro efecto importante es la proliferación de insectos, moscas y zancudos, que invaden la ciudad a consecuencia de las lluvias y las altas temperaturas, trayendo consigo secuela de enfermedades. Se atribuye al actual cambio climático la aparición de enfermedades como el Zika y la Chikunkuya.
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Por otro lado, en las ciudades asentadas en cuencas ciegas, donde la evacuación de aguas pluviales demora, la normal forma de vida de los pobladores se ve alterada teniendo que optar por formas alternativas de transporte o la evacuación de las viviendas. Las actividades productivas y económicas de la ciudad también se ven afectadas, indica Rodríguez.
¿Cómo preparar a la región?
Para el profesor Rodríguez, se deben tomar medidas adaptadas al cambio climático. Las alteraciones del clima deben tomarse en cuenta en la toma de decisiones y en el diseño de las infraestructuras (puentes, carreteras, edificios públicos, viviendas, etc.).
El Gobierno regional tiene que darle atención al mejoramiento de la infraestructura y priorizar el plan de manejo de drenaje integral de la ciudad.
“Y, la población tiene que ser consciente de que esta solución no se puede hacer en tres, seis meses o un año, sino que va a tomar tiempo e implica invertir recursos importantes para que los especialistas desarrollen soluciones adecuadas”, afirma la ingeniera Gaby Ruíz.
Por otro lado, el GORE debe coordinar con los gobiernos locales la revisión del mapa de riesgos; y, en la ciudad, se deben dar alternativas que faciliten el drenaje. Las motobombas se deben olvidar para solucionar este problema porque su uso funciona si hay dos o tres cuencas ciegas en la ciudad, pero si hay más de 50, no tiene sentido, dice la especialista.
“Cuando la Municipalidad establece la zona de desarrollo urbano también deben tener marcadas las zonas donde la topografía es más baja y donde existe riesgo. Los gobiernos locales pueden establecer directrices a través de ordenanzas municipales para cuidar estos aspectos en los proyectos urbanos”, sostiene Ruíz.
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También, se debe alertar a las inmobiliarias, de modo que, si reciben esos proyectos para aprobación, aunque no lo pida la norma, revisen también ese aspecto. “No obviemos estudios importantes con el pretexto de que la norma no los pide”, expresa Ruiz Petrozzi.
Recomienda mantener en buen estado las vías, pues muchas veces se dejan sardineles o bermas con tierra lo que ocasiona que las lluvias deterioren las pistas y colapsen los buzones.
Las autoridades y la población deben procurar un crecimiento urbano ordenado teniendo siempre en cuenta vivir en una ciudad no inundable. Ante ello, Rodríguez, indica que los datos de lluvias y caudales deben ser tomados en cuenta en el diseño de las infraestructuras, como canales, calles, drenes, etc.
Las alternativas de solución deben estar pensadas a largo plazo y que no solo sean hechas por la crisis o por el gobernador de turno, sino que sean responsabilidad de todos los gobiernos locales y regionales, independientemente de la autoridad que llegue en su momento. “Esto debe ser como una hoja de ruta a nivel regional en coordinación con todas las provincias porque ya no podemos seguir en este plan”, añade Gaby Ruíz.