El Día de la Mujer, en este como en los últimos años, tiene una fuerte carga revindicativa que supera ampliamente los júbilos con que los poderes inoperantes, años atrás, encubrían la violencia, las muertes, el acoso y otros casos a los que miles de mujeres peruanas se enfrentan a diario.
En efecto, la mujer ya no es una oscura estadística; hoy es una agenda inevitable e impostergable si queremos construir un país mejor, inclusivo, seguro y moderno. Dicho de otro modo, sin la mujer, sin sus inquietudes resueltas, sin su inserción social completa, sin su seguridad garantizada y su desarrollo auspiciado, no habrá país viable.
¡Cuán bueno sería que el Bicentenario nos encuentre con buenas noticias y nunca más esas otras que solo engrosan la enciclopedia de las crónicas rojas. La mujer debe ser un tema fundamental para el desarrollo verdadero, y no un breve y triste artículo policial. Nuestra región tiene una enorme tarea por delante; existen terribles cifras: en enero de este año se han reportado 759 casos de violencia en los 16 centros de emergencia mujer, de los cuales 693 son contra mujeres.
Además, se han registrado 40 denuncias por violación sexual, de esta cifra 35 son contra menores de 17 años. Con estas tasas de espanto, es imperativo tomar las banderas de la igualdad entre todas las personas a fin de producir una sociedad más justa, con derechos garantizados y en un ambiente equilibrado.
Es importante que esta lucha se libre en todos los ámbitos: en el hogar, en los centros laborales, en los organismos estatales, en los centros educativos de todo nivel.
Es importante repensar ciertos aspectos claves de la cultura para prevenir cualquier acto de marginación y de infravaloración. Que esta fecha sirva para perennizar los ideales de esta lucha y que sirva para recordar a las mujeres de nuestro país que han aportado a la lucha por la igualdad, al desarrollo de la cultura y las artes y al engrandecimiento de la acción política (Flora Tristán, Micaela Bastidas, Blanca Varela, Chabuca Granda, y un larguísimo etcétera) y que han legado referencias que hoy son tomadas por féminas grandes y chicas de nuestra época para construir sus discursos liberadores y de rescate de lo humano.