“Yo adoro Piura” fue una frase que Alicia Maguiña pronunció en una simpática entrevista que le hizo hace poco Javier Luna Elías en su programa “Noches de Luna”, en la televisión limeña. Ahora, la inspirada compositora de hermosas y sentidas páginas de música peruana nos acaba dejar, en una madrugada triste, sin haber cumplido su afán de presentar en nuestra ciudad su libro autobiográfico “Mi vida entre cantos” para estar más cerca de nuestro pueblo al cual admiraba con sinceridad por la hermosura de sus paisajes y el ingenio en el habla y la imaginación desbordante de su gente. En todo momento de su larga existencia, transcurrida efectivamente entre cantos, sintió al Perú en lo más profundo de su alma y defendió al auténtico folclore de la costa y la sierra con apasionamiento para que no se pierda la esencia de nuestra música y sus bailes típicos en todo el esplendor del mestizaje que es enriquecido con los aportes andino y negro.
Alicia Maguiña vino a Piura y estuvo en Catacaos, en Canchaque, en Letirá y en Sechura; también en Morropón en busca de las raíces del tondero y de la cumanana pícara escrita por el recordado Ramón Domínguez Saavedra cuya obra recopiló en 1968. Gustó mucho de la delicada orfebrería piurana y lucía siempre -en cada una de sus presentaciones públicas- los “aromos” y “dormilonas” que resaltaban en su rostro bello. “Piura, para mí representa la plenitud” escribió en el capítulo final de su libro editado por la Universidad San Martín de Porres.
Se nos ha ido cuando todavía estaba investigando la historia de la música peruana a través del tiempo y nuevamente había puesto su atención en nuestro cancionero piurano buscando información sobre la “Rondalla Piurana” y, especialmente, en torno a la obra del recordado compositor el “Patorro” Rojas. Es que siempre en esta tierra norteña sintió la magia y el encanto del alma popular.
Hacía bastante tiempo que se había retirado de los escenarios que se engalanaron muchas veces con su elegancia y los aires coloristas de su interpretación. La existencia de Alicia terminó en el amanecer de un tiempo difícil para todos los peruanos, por eso se fue sin acompañamientos, ceremonias ni lutos, como si hiciera eco a su hermosa canción “Soledad sola” que la acompañó en sus noches y días. Alicia Maguiña será siempre en la memoria colectiva de este Perú mestizo la mejor estampa de la gracia, inteligencia y la belleza de la mujer peruana.