Al premier Aníbal Torres se le ocurrió ponerles armas de fuego a los serenos para que se agarren a balazos con las bandas de delincuentes, arrebatadores, estafadores y cuanta lumpen se encuentren en las calles. Al mismo estilo del viejo oeste, de prosperar esta medida, veríamos a los “serenazgos” con la pistola al cinto recorriendo provocadoramente las calles.
¿Están los serenos preparados para usar armas? ¿Y qué pasará si en un enfrentamiento muere un sospechoso… se le juzgará igual como se hace hoy con los policías? Esta polémica propuesta no solo sería el detonante para generar más violencia en las calles sino que afectaría también el accionar y la moral de la Policía, al verse reemplazada por serenos informales, inexpertos y sicológicamente no aptos para el uso de armas letales.
El ex ministro de Seguridad Pública, Nicolás Zeballos, afirma que la propuesta del premier es descabellada, que no tiene ningún sustento técnico ni marco legal para hacerlo. Lo sensato es reestructurar a la PNP, implementar el sistema de investigación; otorgar vehículos y equipamiento apropiado y luego pedirles resultados. Para eso está la policía.
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