Es oportuna la advertencia lanzada el último martes por el ministro de Salud, Jorge López, sobre un incremento de contagios por las nuevas variantes de covid-19, así como la proyección de su viceministro de Salud Pública quien ha señalado que en julio el país podría entrar a una cuarta ola.

Sin embargo, limitarse a la sola advertencia, no va a poner fin al relajo de la población, especialmente la más joven, respecto a la necesidad de reforzar el uso de mascarilla y vacunarse, completando su esquema de inmunización.

Luego de la desastrosa gestión del otrora todopoderoso Hernánd Condori, quien pasó a la historia como el ministro que desaceleró el sistema nacional de vacunación en plena pandemia, “ninguneando” a los equipos más experimentados, con el consiguiente daño a la inmunización de los más vulnerables, el Minsa necesita recuperar credibilidad; y una manera de hacerlo debería ser mejorando la estrategia comunicativa respecto a la vacunación.

Muestra del fracaso del plan de comunicaciones es que, mientras los casos de contagio empiezan nuevamente a incrementarse, en las jornadas de inmunización los vacunatorios lucen vacíos o semivacíos.

Otra falla del Minsa es la confusión que genera debido a la poca claridad en el mensaje respecto, por ejemplo, a quiénes deben vacunarse con cuarta dosis. A inicios de mayo, mientras el Ministerio pedía vacunarse a los mayores de 50 años a más, la OMS decía no recomendar esta dosis de refuerzo para todos, sino solo para los adultos mayores y para quienes presentan comorbilidades.

Además de afinar la parte comunicativa, en las próximas semanas el Minsa debe extremar el monitoreo del comportamiento del virus en cada región. Es clave saber si solo aumentan los casos leves, como ocurre hasta ahora, o también las hospitalizaciones y fallecidos, lo que hasta ayer no ocurría. De hecho, según el especialista del Minsa, César Munaico, si estas dos últimas datas no aumentan, “esto no va a ocasionar problemas a nivel de salud”.

Es decir, urge que los peruanos se vacunen para evitar una cuarta ola, pero también que se dé a la población información clara basada en evidencia científica, para no generar alarma innecesaria ni que la expresión cuarta ola sea usada como cortina de humo con fines nada sanitarios sino más bien políticos.