Toda una nueva historia se está forjando, para ser comentada y analizada más adelante. Lo que sí queda claro, es que en este tiempo de incertidumbre, debemos seguir adelante con la fuerza interior que proviene: de la capacidad de auto conocerse, y de la pasión que uno pone en conquistar aquello que quiere.
Los directivos, – aquellos que asumen con responsabilidad y audacia, la tarea asignada-, prioritariamente, deben comprender sus propias emociones, su personalidad, sus fortalezas y debilidades, si quieren interactuar de manera efectiva y afectiva con sus colaboradores. Su objetivo es avanzar todos juntos, “cultivando y cuidando”. Saben que estas competencias – el autoconocimiento y la pasión- son partes fundamental del éxito de cualquier hombre de acción, con visión y decisión, es decir de un auténtico líder, con cabeza fría, con corazón de fuego y con brazos de hierro.
Grandes personajes de la historia, han valorado fuertemente el autoconocimiento para tener éxito en la vida. Lao Tse dejó escrito: “Conocer a los demás es inteligencia; conocerse a sí mismo es verdadera sabiduría. Dominar a los demás es fuerza; el dominio de uno mismo es el verdadero poder”. Séneca dijo, “Es mucho más importante lo que tú piensas de ti mismo que lo que otros piensen de ti”. También existe una suma considerable de textos de negocios, que señalan al autoconocimiento como una de las características de un gran líder, pues demuestra su capacidad para evaluar honestamente sus propias acciones, creencias e impacto en los demás.
Y de la mano del autoconocimiento, está la pasión, aquella actitud que hace que los líderes inspiren en sus colaboradores a hacer un esfuerzo adicional.