A 70 días de la “cuarentena” se autorizó salir a los vehículos menores de transporte público. Hoy, taxis, buses y mototaxis llenan las calles con el caos de siempre.
Igual, se autorizó el funcionamiento de negocios y oficios a domicilio y hasta se anunció severas sanciones para quienes incumplan con el protocolo de seguridad.
Pero, ¿quién verifica que se cumpla ese protocolo? Hasta donde se sabe, el personal de la Municipalidad de Piura se replegó asustado por los contagios; mientras que en la Policía, los efectivos solo están en plan disuasivo porque también temen al virus. Poco intervienen a estos vehículos y menos tienen tiempo para evaluar si cumplen con las normas sanitarias. Es decir, por allí no pasa nada.
Sin embargo, los ciudadanos, taxistas, microbuseros y mototaxistas no necesitan de un policía o un inspector edil para establecer su propio protocolo de seguridad y cumplirlo rigurosamente. Este es un tema moral y de responsabilidad propia el cual no pueden evadir porque se trata de la salud de ellos mismos y de quienes son sus principales aliados: sus clientes. El cuidado –debemos entenderlo-, dependen ahora solo de cada uno de nosotros.