Vivimos en una era en la cual la privacidad es cada vez más escasa. Según un estudio, el 70% de las redes sociales filtran deliberadamente información privada a través de varios medios.
Cada vez son más las personas que abusando de las redes sociales, afectan de manera inescrupulosa y por afán de notoriedad la dignidad de otras personas.
Valoran más la cantidad de “me gusta” que pueden conseguir con exposiciones de intimidad no consentidas sin tomar en consideración ni importarles el evidente daño que ocasionan a sus víctimas. Por increíble que parezca, a veces es precisamente eso lo que pretenden.
Sonia Chirinos en la nota “Joven e indocumentada” (Peru21, junio 2019) nos demuestra que la privacidad es cada vez más escasa en las redes sociales al narrarnos el caso de Verónica, a quien se le ocurrió grabarse en un video erótico y pasárselo como regalo a Juan, su entonces enamorado y compañero de trabajo.
Cuando ya la relación entre ellos estaba rota (y ella ya estaba casada con otro compañero) Juan, por despecho, les copió el video a 20 compañeros de oficina y ellos a su vez lo replicaron. Esta cruel mofa le ocasionó a Verónica graves ataques de ansiedad, inclusive pidió ayuda en su empresa, pero no tuvo éxito. El agravio llegó a su clímax cuando otro inhumano colega le envió el video a su esposo. Verónica, destrozada y humillada, no pudo más y se suicidó.
Sonia comenta que “…este drama pone en evidencia que vivimos en tiempos de excesiva exposición de los sentimientos, cuando no de nuestros cuerpos”.
La privacidad atañe a la dignidad de la persona, a su buen nombre y a su imagen; es algo muy preciado y personal. Es cierto que cualquiera puede hacer estas extravagancias, lo que es inaceptable es que alguien se aproveche de ellas. Estas conductas deberían estar tipificadas en el código penal.
Aunque los usuarios valoran su privacidad, no saben protegerla. ¿Acaso algo tan efímero y vano como ser el centro de atención por un breve periodo vale más que la tranquilidad y paz interior de una discreta privacidad?
Sonia termina su nota diciendo: “la sociedad, es decir cada uno de nosotros, debería ser más consciente de las consecuencias del uso y abuso de las redes sociales”.
“La vida privada de un ciudadano debe ser un recinto amurallado”. Príncipe Talleyrand.