El presidente Pedro Castillo y su socios de PL deben estar ciegos o deslumbrados por el poder ya que en estas circunstancias tan críticas para los peruanos, con paros en todas las regiones, airadas protestas en las calles, muertos y vandalismo –que no son orquestados por la “ultraderecha” como suelen justificar los cerronistas-, hace rato hubieran renunciado.

El problema es que por ahora no hay indicios de solución, por el contrario, la situación se agrava al punto que el país podría quedar paralizado y desabastecido de alimentos por un tiempo. Ayer los transportistas de carga no llegaron a ningún acuerdo y anunciaron la reanudación del paro; mientras tanto, el Ejecutivo arrojaba más leña al fuego, declarando en emergencia la red vial del país por 30 días. Es decir, las FF.AA. y la Policía deberán hacerse cargo de estas con las consecuencias que puedan derivarse de posibles enfrenamientos.

Parece que Castillo y los cerronistas no se dan cuenta de su desprestigio y que con el estómago de los peruanos no se juega, si no hay acuerdos con los transportistas, la amenaza de desabastecimiento será real y la convulsión social que esto generé se verá en las calles.