El repunte de la moneda norteamericana, después de años de relativa estabilidad, ha puesto en aprietos a la economía generando el incremento de precios de alimentos y los combustibles. Los economistas afirman que es culpa
de la recesión mundial por la pandemia; otros aseguran que son los candidatos al sillón de Pizarro los que asustan y generan esta inestabilidad.
Los economistas culpan a ciertos aspirantes presidenciales por su feroz campaña por ganar las elecciones, y no miden el impacto que causan sus propuestas demagógicas en los inversionistas; en especial dos de ellos que aparecen
liderando preferencias electorales y que exhiben un sesgo antimercado y antiminero, lo cual genera incertidumbre entre los inversores mineros y agroexportadores.
De ser así, el billete verde seguirá volátil y generando alzas en los mercados mientras dure la demagogia y sobre todo las zancadillas y rechazo a dos sectores que son pilares de nuestra economía: la minería y la agroindustria. Amenazar o poner trabas a estos dos sectores significa reducir sustantivos ingresos por exportaciones y, por tanto, el incremento de esta moneda. Estamos advertidos.