Hace 4 años el Río Piura inundó la parte central e importantes áreas urbanas de la ciudad y Castilla, desastre que debió preverse pues desde El Niño del 1983 las defensas y el sistema de drenaje están en alerta roja, situación que continúa. Habiendo responsables de los cuantiosos daños no pasó nada. El año 1998 con la caída de los puentes se comprobó las carencias y deficiencias de las defensas construidas desde 1985, cuyo periodo de diseño y vida de servicio no debió ser menor a 100 años, actualmente están colapsadas y en proceso de reconstrucción por etapas. Cabe mencionar que Poechos está diseñado para soportar una avenida milenaria.
El tramo comprendido entre el puente Cáceres hasta el Miguel Grau por los avances observados ya tiene daños severos con la primera avenida del río y grave riesgo de colapso de las defensas existentes que sirven de apoyo a las que están en proceso de reconstrucción.
Si en las defensas construidas desde 1985 se observaron carencias y deficiencias ante las avenidas de los Niños de 1998 y el Niño Costero es obvio que en el diseño hidráulico, solución urbanística y capacidad de las reconstruidas o en proceso de reconstrucción ha debido ser largamente superior, quien nos puede asegurar el cumplimiento de estas fundamentales condiciones, más aún observando el deficiente manejo contractual de las principales obras de la reconstrucción.
Otro proyecto paralizado es el Peihap. El año 2010 se adjudicó la 1ª etapa a Camargo Correa para la Construcción de la presa Tronera sur y del túnel Trasandino, a esta empresa se le transfirió hasta el año 2013 más de S/259 millones. Rescindido el contrato, se adjudicó el “saldo de Obra “al consorcio Obrainsa-Astaldi, a quienes hasta el 2018 se le ha entregado más de S/154 millones. Si sumamos los pagos operativos: burocracia, personal, servicios, etc. el monto gastado supera ampliamente los S/500 millones y el avance físico de las obras es exiguo, el túnel de 13 km proyectado solo tiene perforado en bruto 2,24 (17%).
Los incontables recursos naturales de la Región no son suficientes para superar los elevados índices de pobreza, escasez de servicios de salud, educación e infraestructura. En nuestras ciudades impera el desorden, transito caótico y delincuencia, agravados por los efectos de la pandemia en la actividad económica.