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Perú: Honestos con Dios
noviembre 16, 2020
Autor: Victor Palacios

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Karl Barth, teólogo protestante, escribió la obra “Honest to God”, título que se me quedó grabado. La idea me gusta, la honestidad, es uno de los puntos cruciales de la moral, de toda axiología; el hombre debe ser honesto con sus principios, su religión y su divinidad. Esto me sale del alma.

La crisis peruana no es política ni económica ni siquiera moral: la crisis está en el hombre mismo, peruano, boliviano, brasileño, ecuatoriano o colombiano; estamos partidos interiormente, hemos sido educados, formados -“formateados”, como se dice ahora- como seres humanos compuestos, sin una unidad sustancial, sino como pegados; no nos enseñaron a vivir como personas íntegras pero con dimensiones, sino más o menos como un puzzle con tres partes, cuerpo, alma y espíritu; sólo partes que se acoplan, pero, a diferencia del puzzle, sin una realidad interna que le dé unidad, integralidad, armonía; muchas veces actuamos en compartimientos estancos, a veces racionalmente, pero también como animales, como bestias. Dicen: “protestas como un león pero votas como burro”; esto tiene que ver en esta y en todas las crisis que conozco. No nos quedemos ahí, seamos coherentes.

Dejamos la fe para el templo y en la calle nos confundimos a la chusma, la gracia que nos brinda la fe cristiana aún no logra, en lenguaje aristotélico, “informar” debidamente a toda nuestra persona; Dios resulta un personaje muy bueno, excelente, misericordioso, pero muy ignorado en la práctica; en nuestros mismos ambientes religiosos suelen primar criterios demasiado humanos, como si fuéramos gente sin fe, sin moral, sin Dios, sin valores permanentes.

Seamos “honestos con Dios” y eso significa sinceridad, respeto, humildad; no creo que sea justo que vivamos como gente sin Dios, ocupados en el mundo, cómplices de la corrupción por actividad o por pasividad, y después, cuando ya las cosas no dan para más, cuando ya hemos malogrado el Perú, la familia, la niñez, envenenado la juventud y despreciado la verdad, la justicia, la vida cada día de nuestra vida, salgamos a decir: “¡Que Dios nos ayude!”, “cadena de oración por nuestra Patria”, etc.

Vivimos de espaldas a Dios, destruyendo la humanidad, negándole su trascendencia, torpedeando los cimientos de la familia y luego le aventamos la responsabilidad a Dios. No pidamos a Dios lo que Dios nos pide a nosotros. Ahí está la juventud mostrando indignación, nos necesitan, acerquémonos, que nazca desde ellos y con Cristo, una nueva Patria.

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Victor Palacios
Editor web de El Tiempo y La Hora. Periodista y fundador del equipo digital del diario El Tiempo. Comunicador con experiencia en Marketing Digital, Data Analyst, SEO, Web Design, Email Marketing e Ecommerce.
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