Lope de Vega nos muestra en “Fuenteovejuna” la historia de un pueblo dominado por el comendador sin respeto a las leyes, con abuso del poder y traicionando los principios feudales. El pueblo, cansado de la brutalidad, estalló y decidió matar al comendador; los reyes se enteran de lo sucedido y deciden juzgar al pueblo. Sin embargo, la respuesta a quién fue el asesino era la misma: Fuenteovejuna.
Las manifestaciones suscitadas duranta la semana pasada nos muestran que la voz del pueblo siempre ha tenido un alto grado de impacto en las decisiones y rumbo del país; una generación entera se levantó y antepuso sus ideales sobre los intereses de unos pocos, logrando el primero de muchos objetivos, uno de ellos, la salida del presidente de facto Manuel Merino y su gabinete, aunque, a diferencia de la obra de Lope de Vega, hubo consecuencias lamentables y la pérdida de dos compatriotas que murieron con la idea de lograr un mejor camino para el país.
A pesar de todo, el Congreso el domingo por la noche decidió no dar pase a la única lista presentada para la nueva mesa directiva; entre idas y vueltas, no lograron el consenso que ellos mismos proponían. Aquí no cabe el “no le agrado al resto”, el TC tuvo que adelantar para el lunes la resolución de la demanda competencial, aunque ésta no apuntaba a restituir al expresidente Martín Vizcarra. Mientras el Congreso intentaba dar una respuesta a la población con la cual no todos estaban satisfechos con las propuestas, después de un aplastante 97 a 26 por fin se decidió darle el respiro al país colocando a Dr. Francisco Sagasti como nuevo presidente de transición.
Esperemos que ello le brinde la senda pacífica transitoria que necesita el país, hasta llegar a las elecciones de abril. Por lo tanto, es indispensable que la población se informe y mantenga una conciencia de las implicancias que se podrían suscitar si nuevamente se comete el error de votar por votar.