Celebramos el día que empieza la primavera porque nos parece bonita esa época del año, celebramos el día de la amistad porque es importante en la vida tener amigos, pero celebramos el día de la mujer no porque nos parece bonita la función que cumple la mujer en la sociedad, sino porque estamos en falta, estamos en deuda con ella.

Y por eso pregunto: ¿cuándo la sociedad –y, por tanto, hombres y mujeres- vamos a actuar de tal manera con la mujer que podamos borrar el día del calendario? Porque hoy no es el día de la no violencia contra la mujer, hoy no tenemos que recordar que asesinamos todos los años a 155 mujeres por ser mujeres; ni que, a nivel mundial, una de cada tres mujeres ha sido alguna vez violentada o acosada, sea física o psicológicamente. Hoy es simplemente el día de la mujer porque resulta que en el siglo XXI de nuestra época todavía no es considerada con los mismos derechos que el varón, tiene otra categoría más baja. ¿Y no nos dará vergüenza a todos?

A nivel mundial, las mujeres ganan 25% menos que los hombres por el mismo trabajo; a lo mejor en el Perú es el 30%. ¿Y por qué esa injusticia conocida y aceptada por todos? ¿Cuándo los Ministerios de Trabajo se van a poner al día con esa injusticia, o, si se han puesto al día, hacer cumplir la ley? ¿Cuándo se va a reconocer las horas de trabajo del ama de casa? Un campesino me comentaba un día, muy apenado, que tenía un problema grande porque su mujer estaba enferma y no podía trabajar. Le pregunté: ¿Pero le hace la comida? Y me responde que sí. Vuelvo a preguntar: ¿Y atiende a sus hijos? Sí, me vuelve a responder. Y le pregunto: ¿Y limpia y lava la ropa y plancha? Me responde que sí. ¿Y entonces cuál es el problema? Que no puede hacer trabajo en la chacra.

O sea, todo lo demás no es trabajo. Y seguimos pensando que los que construimos el país somos los hombres y algunas mujeres, que ahora tienen trabajos públicos. ¡Qué vergüenza! ¿Por qué será que no hay padres solteros y hay tantas madres soteras? No es solo porque el primer año los hijos deben estar más pegados a la madre que le da su pecho; es principalmente porque los hombres no saldríamos adelante con los hijos a cuestas.
Gracias a Dios que por el esfuerzo y luchas de las mujeres, que se hacen profesionales, y aprenden a defender sus derechos, las desigualdades se van acortando, y la familia empieza a ser escuela de igualdad.