Las lluvias que han empantanado varios sectores han servido para darnos cuenta que los puentes, diques, carreteras y drenajes que los ministerios y gobiernos locales construyen en la región son “desechables”, es decir, sirven para la foto y justificar el gasto de inversión, pues con las primeras lluvias, crecientes de ríos y cuencas ciegas (como lo vemos), se destruyen o desaparecen. En conclusión, son inservibles para una región con lluvias intensas, quebradas desbocadas y ríos caudalosos.
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Dos ejemplos saltan a la vista. El primero, las pistas del casco urbano que saben que siempre se inundan en lluvias, pero insistieron con un mortero asfáltico (slurry, según funcionarios ediles) que con tres lluvias despareció dejando huecos y un problema para el tránsito y el ornato de Piura.
El segundo caso es la construcción de pequeñas alcantarillas en la carretera Bayovar-Chiclayo que obstruyeron el paso de la laguna La Niña, generando la destrucción de semillas de concha de abanico en Parachique. El problema es que nuestras autoridades siguen haciendo obras fusibles como si aquí nunca lloviera, a pesar de haber pasado por tres fenómenos El Niño y un cuarto que se viene.