Los integrantes del Comité Técnico Consultivos están no solo preocupados, sino aterrados por los pronósticos que se anuncian para el próximo verano, pues sobre toda la zona norte se gesta una amenaza de incalculables consecuencias. Tenemos dos tenebrosos Niños en proceso. Uno, El Niño Costero, ya lo conocemos; el otro aún no se sabe qué magnitud tendrá.
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Lo cierto es que ambos fenómenos producirían fuertes precipitaciones, de eso están casi seguros; sin embargo, y pese a la amenaza todos (Gobierno y autoridades) caminan con pies de plomo en cuanto a las obras de prevención. Ya se sabe qué zonas se inundan; se conoce los defectos del río Piura y hasta una probable solución de emergencia para sacarlo al mar, pero todo está en “conversación”, en fichas o en “ideas”.
Ni siquiera se apuran en evaluar y reparar las defensas ribereñas dañadas para que la caja hidráulica del río soporte grandes avenidas. “Los piuranos debemos prepararnos para lo peor”, es la advertencia que el especialista Manuel More hace, pero parece que ni eso preocupa a los funcionarios que hace rato debieron pasar a la acción y la obra.