El ciclón “Yaku” nos ha dado tremendo jalón de orejas en cuanto a prevención, pues a su paso por la costa no solo desnudó las obras medio remendadas, desniveladas o fusibles que las autoridades han ejecutado en los últimos diez años, sino también los errores que muchos ciudadanos (y autoridades, por permitirlo) cometen a la hora de decidir dónde quieren construir la casa de sus “sueños”.
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Ahora con el boom de las inmobiliarias (y hasta el tráfico de tierras), han aparecido tentativas ofertas del ‘terreno propio” o la “casa propia”, y muchos entusiastas compradores, seducidos por las atractivas áreas comunes (parrilla, piscina, jardines, etc.) están comprando sin preguntarse si lo que está adquiriendo es una cómoda casa (o terreno) para disfrutar o una pesadilla en tiempos de lluvia.
Hay evidencias de muchas urbanizaciones, conjuntos habitacionales y hasta “condominios” aparecidos en los últimos 15 años, cuyos propietarios están padeciendo hoy por las cuencas ciegas y las inundaciones y, cuando no, por el desborde de los desagües porque antes de comprar no preguntaron ni hicieron algún estudio de inundación de la zona.
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